Un rosal con raíces tan profundas como los sueños, y tan vastas como la vida, no puede crear sino Rosas y vástagos imbatibles, que si se marchitan, abonarán la tierra que los alimenta.
Unas rosas altivas, orgullosas, imbatibles, resistentes al invierno y a la adversidad.
Unas rosas altivas, orgullosas, imbatibles, resistentes al invierno y a la adversidad.
Yo soy parte de ese rosal.
A mi familia.