domingo, 15 de septiembre de 2013
Tarde
Desesperada por un beso, bajó los doscientos escalones que la separaban del puerto. Corrió por toda la orilla sin descanso, ahogando sus sollozos en la arena.
Cuando llegó, él ya no estaba. Le había dicho que esperaría hasta las diez. Eran las once.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Entrada más reciente
Entrada antigua
Inicio
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario